dijous, 24 de març del 2016

Ronda de Quintos

Compañero, amigo mío,
canta bien y canta fuerte,
la cama de esta doncella
está honda y no lo siente.

Compañero, amigo mío,
tu habrás dormido con ella
cuando sabes que está honda
la cama de esta doncella.

Si he dormido, o no he dormido,
estas señas puedo dar:
las sábanas son de hilo
y la cama, de nogal.

Tápate, María, tapaté;
que la pantorrilla te se ve.
Tápate, María,
tápate, María, tapaté.

Madres de los quintos
ya podéis llorar
que al año que viene
se los llevarán.
Tápate, María...

Tápate, María, tapaté;
que la pantorrilla te se ve.
Como te se vea lo demás
ya verás, María, dónde vas.

         Si quieres que te la meta,
         t’has de poner pancha arriba
y verás como la leche
te sube por la barriga.        

A esta puerta hemos llegado
cuatro u cinco de cuadrilla.
Si quieres que te cantemos,
saca cuatro u cinco sillas.

En esta calle que entramos,
tiran agua y nacen rosas.
Y por eso la llamamos
la calle de las hermosas. 

En esta calle que entramos,
tiran agua de sardinas.
Y por eso las llamamos
la calle de las gorrinas.

Ya se van los quintos, madre,
por el camino real.
Y las pobrecitas novias
llorando se quedarán.

Asómate a la ventana,
cara de limón pudrido,
que el que madrugó por verte
que poco sueño ha tenido.

Anda burro, y no te pares,
que aquí no venden esparto.
Que las chicas de aquí arriba
llevan el pirri muy alto.

Anda burro, y no te pares,
que aquí no venden cebada.
Que las chicas de este pueblo,
conmigo no quieren nada.

Ya se'n van los quintos, mare,
ya se'n van los buenos mozos,
y aquí nâ más se quedan
los tuertos y lagañosos.

Agua menudita llueve
pronto cairán las canales.
Ábrime la puerta, cielo,
que soy aquel que tu sabes.

No me seas ventanera
ni mires por la ventana,
que la mujer ventanera
suele tener mala fama.

Mañana se van los quintos
por el camino real
y las pobrecitas madres
llorando se quedarán.

Ya se van los Quintos, madre,
ya se va mi corazón.
Ya se va el que me tiraba,
piedrecitas al balcón.

Yo no sé qué calle es esta
ni tampoco qué lugar,
que estoy de frente a la iglesia
y no veo el campanar.

Els quintos, quan se n´anaren,
digueren: “Adiós, Alzira”
I les xiques respongueren:
Adiós, quintos de mi vida”.

Els quintos, quan se n´anaren,
digueren: “Adiós, Alzira”
I les dones les digueren:
Adiós, quintos de ma vida”.

Els quintos, quan se n´anaren,
digueren: “Adiós, Alzira”
I les mares contestaren:
Adiós, quintos de ma vida”.

En esta calle que entramos
está mojâ y no ha llovido
son lágrimas de una niña
que el novio no l´ha querido.

En esta calle que entramos
hay un charco y no ha llovido.
Son lágrimas de una fea
que el novio no l´ha querido.

Por esta calle que entramos
por la otra doy la vuelta;
La dama que quiera verme
puede salir a la puerta.

¿Qué es aquello que reluce
por encima el campanario?
¿Es estrella? ¿o es lucero?
¿O es la Virgen del Rosario?

Una pata tengo aquí
y la otra en tu tejado;
Mira si por tu querer
estoy poco espatarrado.

Cuando paso por tu puerta,
yo siempre paso comiendo,
que no diga tu madre
que de verte me mantengo.

Ahora que vamos despacio
voy a contaros mentiras:
por el mar, corren las liebres
y por el monte, las anguilas.

Ojos que te vieron ir
por aquel camino llano
¡Cuando te verán volver
con la lisencia en la mano!

Asoma´t a la finestra,
cara de trenta punyetes;
tira´m eixa mitja figa
que em pegue en les castanyetes.

Esta calle está empedrada
de confitura menuda:
tôs vienen a ver la calle,
yo vengo a ver tu hermosura
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